Ahora que afloja el trabajo voy a aprovechar para subir algún reportaje de las bodas del 2015, empezando por la última postboda que hicimos, a principios de esta semana.
Cuando hace ya más de un año Lucía y Miguel nos contrataron dijeron que ellos querían hacer la postboda en una estación de esquí y preguntaron si estábamos dispuestos. ¿Qué íbamos a decir? Si nos dedicamos a los reportajes de boda es porque nos permiten hacer lo que nos gusta, fotografiar, y como cada pareja es un mundo, todo lo que suene a intentar algo diferente.. eso es lo nuestro.
Técnicamente, tanto por la hora, la una del mediodía, como por la localización, fue la postboda más complicada de todo el año, y eso que alguna se las trajo. Además la prohibición de andar por las pistas nos obligó a un esfuerzo suplementario... y a saltarnos la prohibición de vez en cuando, aunque siempre sabiendo dónde nos situábamos :-)
Elegimos un día de diario pensando que así estaríamos más tranquilos, pero resulta que los martes es el día del esquiador y además había varios colegios de excursión, así que el "vivan los novios" o el que "se besen" sonaban cada poco tiempo.
Había que esperar que hubiese un hueco entre esquiadores que bajaban para hacer las fotos... y encima muchos se paraban a fotografiar a los novios, menos mal que ellos estaban muy concentrados en lo que hacían ;-)
Después de las fotos en las pistas, paramos a comer algo en la cantina de la estación...
... y tras los bocatas de bacon con queso, a seguir con la sesión, aunque esta vez ya fuera de pistas. Buscamos un punto de vista chulo y allí nos fuimos para empezar con los posados.
Como íbamos a pasar tiempo parados teníamos miedo de pasar frío y nos llevamos el equipo de montaña. Para nada!!! Como no había viento y el sol ya pega con fuerza, aún tirados por la nieve acabamos sudando.
La fuerza de Lorenzo, que ya se va poniendo en forma, hace indispensable el uso de un equipo más potente que los flashes de mano habituales, y eso también supone más peso y más esfuerzo.
Lucía y Miguel no son mucho de escenas románticas, les va más la acción, pero por si acaso se arrepentían dentro de unos años, hicimos un poquito de todo... sin perder de vista algún toque de humor.
Seguimos haciendo algunas fotos mientras caía la tarde y como todavía nos quedaban muchos kilómetros por delante, arrancamos hacia casa con la satisfacción de una sesión muy divertida en compañía de Lucía y Miguel, que me da la impresión de que también se lo pasaron genial.