Todo tiene un orden.
Solo necesitas las claves
para comprender,
para abrir la ventana tapiada.
Retira las piezas
con tanto esfuerzo colocadas.
Una por una y con cuidado.
Los anhelos impacientes,
las astillas de daños causados,
las vanidades, las mentiras
y los destellos del alma.
Apártalos.
Y mira.
Quizás me encuentres buscando la luz que, sobre el pliegue de las cosas, está descansando.
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