Otro sitio que visitamos en Cantabria no es un lugar al que suelas ir cuando estás de vacaciones, pero en este caso valía la pena: el cementerio de Comillas.
Tiene su origen en una curiosa historia. Según donde busques la información hay discrepancias, pero en líneas generales es así: corría el siglo XVI cuando en una misa en la iglesia parroquial de Comillas, que ocupaba los terrenos del cementerio, una vieja del pueblo fue forzada a abandonar una de las sillas reservada a los duques del infantado, feudatarios de aquellas tierras. Varios vecinos de Comillas se enfrentaron al administrador del duque y decidieron dejar de acudir a esa iglesia y trasladar el culto a la ermita de San Juan (que hoy en día es el ayuntamiento).
Tras varios pleitos el regidor de Comillas acordó construir otro templo, dejando esta iglesia abandonada. El lugar pasó a ser utilizado únicamente como cementerio. Con el paso de los siglos requirió una ampliación, y en 1893 se encargó tal tarea al arquitecto arquitecto catalán Luis Domenech i Montaner.Esta es la entrada al recinto
El lugar impresiona tanto por su situación en un promontorio, como por el propio diseño del arquitecto, que con pocas construcciones logró dar al lugar un aire especial.
El Angel Exterminador de mármol (no, no se dedica a destrozar mármol, es el material con el cual está construido), es obra de José Llimona Bruguera.
Impresiona desde cualquier punto de vista
Este mausoleo también llama la atención.
Desde el cementerio, vimos un monumento que destaca hacia el Este y hacia allí fuimos. Cuando ya dejábamos el cementerio, el sol estaba perfecto para este contraluz.
Llegamos al monumento en cuestión.
Es el monumento en memoria del indiano don Antonio López y López, que hizo fortuna en Cuba y al regresar a España se le concedió el título de marqués de Comillas (donde había nacido) en reconocimiento por su colaboración en la lucha contra la insurrección cubana.
Conociendo la historia, decidimos realizar una performance de cómo le fue a España en tal insurrección.
El monumento lo proyectó un tal Cascante y lo realizó el mismo arquitecto que dirigió la ampliación del cementerio y unas cuantas cosas más en Comillas. No sé, no sé, pero me huele a tráfico de influencias.
Sobre la fecha de construcción, que no haya dudas. Y sobre la calidad de la piedra de la zona, tampoco.
Vemos que es un pedestal en forma de proa de barco y una columna sobre la que se levanta la estatua del marques. Destacaban unas estatuas de bronce, que durante la guerra civil se fundieron para hacer munición. ¡Al rico kilo de bronce, oigaaa!
Una vista por la parte delantera.
Desde este monumento podemos ver el cementerio que visitamos antes.
En Comillas hay unas cuantas construcciones modernistas (la Fuente de los tres caños, el Capricho, …) y de otros estilos que vale la pena ver, pero…
…ya era tarde y aún teníamos que fichar en el hotel, pues toda la zona de Santillana del Mar y Comillas la visitamos el primer día de viaje, así que seguimos camino.
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