viernes, 21 de diciembre de 2012

Peligro: pueden aparecer clientes

Esta señal queda plantada ante mi casa cuando empiezan las fiestas navideñas. En Navidad, Año nuevo o Reyes, tras un complicado sistema de reparto de tres turnos entre tres personas que solo tres veterinarios con años de experiencia pueden organizar, me toca atender los avisos en uno de esos días.

Está claro que las vacas, a pesar de esa cara tan de Platón o incluso Aristóteles, con esa pose de pensamiento abstracto que les invade cuando un bolo ruminal llega a la cavidad bucal desde la panza para ser rumiado, fueron incapaces de entender las peticiones que hice en los primeros años de trabajo.

Tampoco entendieron las oraciones que vinieron conforme fui adquiriendo experiencia al ver que no me hacían caso y  por último, probé a suplicarle directamente a Brahmâ, ese dios indio que hizo el idem transformándose en vaca con idéntico resultado: desde 1994, todos los años, menos uno, tuve que salir de urgencia (y hasta 4 veces en la misma noche).

Peligro Clientes

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