Por fin estoy de vacaciones. Tres semanas para desconectar de la rutina diaria. La primera parada fue en Coruña, que al día siguiente mi cuñado desfilaba allí con la Cohorte III LVCENSIVM, con catapulta y ariete incluidos.
Si en Coruña siempre hay un gran ambiente, en las fiestas ya es un desfase. Gente, gente y gente… coches, coches y coches, así que con el atasco que había, cuando llegué a la Torre con ganas de hacer alguna foto ya era casi de noche, pero ya que este año hay alguien que no puede venir como deseaba, estas fotos sirven para que no se le olvide que si no se ha movido desde el siglo I, el próximo año la torre seguirá aquí.
Aquí, sí, donde venía a jugar con mi hermana cuando era niño, donde año tras año la rodeaba por su base en la carrera popular de la fiesta del colegio, donde vine a estrenar mi primera reflex, una Yashica 2000, donde quizás decidí estudiar veterinaria en alguno de los frecuentes paseos entre vacas y berzas, antes de que todo el entorno fuese urbanizado.
Al estar procesando estas fotos, recordé una que tengo de hace ya 18 años, en unas circunstancias bien distintas. Está mal escaneada de una dispositiva, así que la calidad es pésima, pero creo que no hace falta decir cuándo la hice. Espero no tener la oportunidad de repetir una foto así.
Preciosa como siempre. Sólo diré que cada vez que llego a La Coruña, lo primero que hago (primero primerisimo antes de ir a casa) es dar la vuelta al paseo maritimo para saludar a mi querido atlantico y a la torre. No puedo evitarlo... Pronto ire. Trabajo hasta el 15 y salgo pitando.
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