lunes, 12 de noviembre de 2012

Berlín (I)

Gran parte de Berlín es un recuerdo constante de aquello que no se debe repetir. Gracias a Conchi que, con su prodigiosa memoria para temas históricos, absorbió todo lo que el guía nos iba contando y me lo recordó para esta entrada. Supongo que el hecho de ser un atractivo guía chileno no tuvo nada que ver…

Hay mucha y buena arquitectura, enormes espacios como el parque de Tiergarten y cantidad de monumentos con referencias bélicas. Entre ellos hay varios erigidos por los rusos a sus soldados caídos durante la II Guerra Mundial en general o durante episodios concretos, como este Memorial de guerra soviético, construido para recordar a los 25.000, 80.000 ó 155.000 (según quien te lo cuente) soldados soviéticos que murieron en la toma de Berlín. Cuando conquistaron la Cancillería del Reich frente al búnker en el que se suicidó Hitler, desmantelaron completamente el edificio y el mármol lo utilizaron para levantar este monumento, que también es un osario.

Según el guía, los rusos dicen que los tanques que están allí son los dos primeros que entraron en la toma de la ciudad. No sé si éste fue el primero o el segundo, allí no pone nada, aunque lo más seguro es que no sea ninguno de ellos.

Soldado 2

Por delante del monumento pasa la Straße des 17. Juni, y en uno de los extremos de esta avenida está el símbolo de la reunificación de Alemania: la puerta de Brandemburgo. Antiguamente formaba parte de la muralla que rodeaba Berlín hasta el s. XVIII y de la que no quedan restos. La cuádriga que corona la puerta tiene una historia un tanto convulsa.

El enanito bufón que arrasó Europa entre el XVIII y el XIX, considerándola un trofeo de guerra, se la llevó a Francia, posteriormente fue devuelta a su lugar original y más tarde resultó muy dañada durante la II Guerra Mundial, tras la cual fue colocada en su lugar una réplica idéntica a la original gracias a que los moldes aún se conservaban. Durante la guerra fría, la puerta quedó en territorio de nadie y sin acceso entre las dos secciones del muro de Berlín hasta la caída del mismo en 1989.

Hasta 1918 sólo la familia real y sus invitados podían pasar bajo el dintel de la sección central, nosotros pasamos en ambas direcciones, aprovechando este paréntesis que la humanidad tiene entre el feudalismo por sangre de la Edad Media y el feudalismo económico que banqueros y especuladores pretenden imponer en la actualidad. Quién sabe, quizás dentro de unos años solo puedan pasar bajo ese dintel los que tengan más de 8 ceros a la derecha de un uno en su cuenta corriente, que los ricos tienen unos caprichos muy raros… siempre que les sirva para hacer ostentación de su poder.

Puerta Brandemburgo 2

También nos encontramos con la Siegessäule o Columna de la Victoria en medio del recorrido a través de la Straße des 17. Juni. La columna tiene unas cuantas historias curiosas. La columna fue subiendo de altura conforme los prusianos iban ganado batallas importantes, y así las tres primeras secciones se hicieron para conmemorar las victorias sobre Dinamarca, el Imperio Austríaco y Napoleón III. Cada sección está adornada con cañones dorados.

Cuando Hitler alcanzó el poder, en su megalomanía ideó una capital para el mundo, Germania, y la ubicación de esa columna junto al Reichstag estorbaba en el diseño de la ciudad, por lo que fue trasladada a su posición actual. Como era muy previsor,  aprovechó su traslado para añadirle una última sección anticipando la victoria alemana en la II Guerra Mundial. La sección se quedó ahí… pero sin los cañones conmemorativos de la victoria, así que si uno se fija, en lugar de los cañones hay unos repollos dorados.

Una vez tomado Berlín por los aliados, como una de las secciones escocía bastante a los franceses, después de la guerra intentaron volar la columna, en un típico ejemplo de dignidad entendida desde el punto de vista galo, impidiéndolo ingleses y estadounidenses. Eso sí, se llevaron los relieves de la base que aludían a Francia en un intento de reescribir la historia a su manera, aunque en la actualidad vuelven a estar en su lugar original.

La foto está algo movida, lo cual es lógico dado que no pararon de cambiarlo de forma, altura y localización. También ayudó colocar el mini trípode que llevé al viaje encima de un contenedor de basura poco estable… y como la memoria olfativa también cuenta, para mí la Columna de la Victoria alemana tiene unos recuerdos que casi prefiero olvidar.

Columna de la Victoria

 

En esta avenida se celebró entre 1996 y el 2007 la Love Parade y eso nos decidió a poner el contrapunto a tanto recuerdo bélico. Además, con el frío que hacía, apetecía arrimarse bien.

MicroLove Parade

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