Esta escena me la encontré hoy por la tarde. Allí estaba él, sentado mientras las ovejas se llenaban la panza. Cada vez que caía un chubasco, abría el paraguas y ni se inmutaba.
Me parece una vida muy dura, y aunque debe ser saludable, porque los pastores que conozco son todos personas de edad muy avanzada y siguen con su rutina diaria como si nada... yo no sería capaz de soportarla. Carezco de la paciencia necesaria para llevar la monotonía de una vida de pastor, y por eso los admiro.
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