Como teníamos el hotel en la zona más nueva de Lisboa, cogíamos el metro para bajar al centro, siendo el punto de partida para varios recorridos la plaza de Restauradores.
Allí, cerca del obelisco que conmemora la independencia de Portugal tras 60 años de dominación española, hay una especie de caseta que desde fuera parece derruida, pero no, es algo intencionado, con unas esculturas que tienen su punto.
Lisboa “sólo” tiene 600.000 habitantes, pero su área metropolitana alcanza los 3 millones. Para desplazarse, salvo que seas estudiante (te ofertan otros productos) creo que lo mejor es comprar la Lisboa Card, por 30 € te permite utilizar sin límite durante 3 días los elevadores, tranvías, autobuses y líneas de metro, así como algunas líneas de los trenes de cercanías, además de la entrada gratuita o descuento en un montón de museos y monumentos. Estas son las puertas de la Estación Central del ferrocarril, en pleno centro de Lisboa, entre Restauradores y Rossio.
En la plaza de Rossio, hay varias fuentes. Con el calor que hacía, apetecia sentarse entre las figuras.
Pero Conchi, más juiciosa, decidió hacerlo junta pero no revuelta con ellas.
Hay una mezcla muy llamativa entre modernidad y toques de otra época, como este letrero. Antes la publicidad se hacía a conciencia, bien grabada en piedra, no se vaya a borrar.
Desde Rossio puedes bajar por la Rúa Augusta o alguna de sus 7 calles paralelas, hasta la Praça do Comércio, a la que pertenece la estatua que se ve bajo el arco, al fondo.
La Praça do Comércio, está a los pies del estuario del Tajo. Como pasa por toda Lisboa, miras para un lado y ves una preciosa plaza…
… pero te das la vuelta, dentro de la misma plaza, y la parte que da al estuario tiene otro aire.
El centro de Lisboa está formado por varios barrios: Baixa (a la que pertenecen casi todas las fotos de hoy), Chiado, Alfama, Bairro Alto, Castelo y Mouraría. Para desplazarse entre ellos a veces hay que usar unos tranvías que salvan un gran desnivel, y por eso le llaman elevadores. De Restauradores sale el Elevador da Glória hasta el Bairro alto.
El desnivel lo salvan los tranvías, el conductor no debe realizar mucho ejercicio, como resulta evidente.
Otro elevador, pero éste en estilo ascensor, te lleva desde la Baixa hasta Chiado, es el Elevador de Santa Justa. Construido por un discípulo de Eiffel.
Pero si no tienes la Lisboa Card y quieres ahorrarte los 2€ y pico que cuesta el elevador, puedes entrar en los Almacenes Chiado y subir por las escaleras mecánicas de esa especie de Corte Inglés, irás a dar a la Rua Garret, una de las calles con más renombre de Lisboa.
Allí nos encontramos con otra de las características de Lisboa, su estrecha relación con África.
Al tener tantas zonas altas, hay un montón de miradores. En la zona de la catedral, en el barrio de Alfama, me gustó mucho este mirador, medio escondido en un museo creado alrededor de unas ruinas romanas, en donde no había casi nadie, por lo que era muy tranquilo.
Enfrente de la catedral hay una pastelería. Aunque solo pidas un pastel, te lo meten en una cajita muy chula, que me sirve para recordar algo que no se puede dejar de hacer en Lisboa: comer pasteles.
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