Ayer por la tarde, cuando terminé el curso tenía por delante un par de horas de espera antes de volver, así que en vez de ir directamente a la T1, me fui a la T4, que aún no la había visto. Gracias a Conchi, que me dejó su pequeña compacta, una Ixus 970 IS, pude pasar el rato haciendo fotos de la terminal, porque plantearse llevar todo el equipo con un límite de 10 kg en el equipaje de mano no es viable.
Es mucho más amplia que las otras terminales, y da una mayor sensación de tranquilidad que la T1-T2-T3, con sus techos bajos y gente corriendo para un lado y para otro. Otra cosa es su funcionalidad, porque al ser tan grande me imagino que se perderá mucho tiempo en pasar de una sección a otra.
Con tantas columnas, tablas y cristales, hay un montón de posibilidades para jugar con los reflejos, y permiten componer formas muy chulas.
En esta foto los aviones estaban a mi espalda y se reflejaban en un cristal.
Aunque parezca increíble en un aeropuerto, la T4 es tan amplia que hay sitio para esperar tranquilamente sin que nadie te moleste, a no ser un pesado haciéndote una foto. Tan pronto me vio, ya no me dio la oportunidad de repetirla. Al verla ahora, me doy cuenta que hasta salgo yo en ella, reflejado al fondo. Claro que no tengo ningún software como el de CSI, capaz de ampliar tanto que hasta crea pixeles donde no los hay permitiendo distinguir los lunares del paisano.
Volar no me da miedo, al contrario, disfruto con los despegues, las vistas que tienes desde el aire o cuando, como ayer, en el aterrizaje pegas un buen bote; sin embargo, me resulta inquietante ver escenas como esta cadena de pasarelas. Te llevan por un túnel a un sitio donde tú no puedes tomar ninguna decisión. Tienes que abandonar tu destino a las manos de otro, y eso siempre provoca, al menos a mí me provoca, cierto desasosiego.
Muy chula!! pero siempre que estoy allí no puedo disfrutar debido al stress que me provocan los aeropuertos.
ResponderEliminarBicos