domingo, 6 de abril de 2014

Circular en el Monte Pindo

Hoy por la mañana había quedado con Álvaro para subir a la Moa. El día amaneció fatal, pero las ganas de pasear por la montaña pudieron más que la pereza y salimos hacia el Monte Pindo.

Es una ruta espectacular, pero el día, cerrado de niebla, le dio el mismo tono que a todas las fotos: gris plomizo. Hoy puse a prueba la G1X. Todo el camino fue lloviendo intermitentemente, así que ahora sabré si de verdad su cuerpo está tan protegido como publicitan.

Acostumbrado a subir y bajar por la misma ruta, esta vez me apetecía cambiar y le propuse a Álvaro hacer los 9 kilómetros de la circular que sube hasta el Peñafiel, pasa por la Casa da Xoana y enlaza con la ruta que sube desde el Pindo, para después bajar por la ruta que parte del pueblo de Fieiro.

El valle que discurre paralelo al rego Caldeiras, está muy encajonado. Supongo que el incendio de este verano debió alcanzar temperaturas descomunales, porque hay zonas donde los árboles están literalmente carbonizados.

Incluso hay zonas en las que parece que los árboles hubiesen estallado, arrancados de cuajo por la mitad de su tronco.

Es una zona muy triste, silenciosa, sin los habituales cantos de los pájaros, que supongo tardarán en volver a esta zona.

Al estar lloviendo, el agua discurría por todas partes.

Lo que no se perdió son las formas que el tiempo fue grabando en las rocas.

Por momentos el camino desaparecía, pero no es difícil orientarse, porque el valle discurre muy encajonado.

Además, como casi no hay vegetación, es fácil avanzar.

Pronto llegamos al collado que nos permite pasar al otro lado del macizo.

Las vistas impresionantes. Podemos ver al fondo cómo ... bueno vale, el día era una P. M., pero andar por la montaña con niebla también tiene su encanto. 

Y en un macizo tan pequeño, aunque de vez en cuando pierdas el camino, siempre encuentras cómo orientarte.

Del otro lado, las cosas no están mejor, y el incendio se llevó por delante los pocos árboles que había.

Bajamos un poco por la ruta que llega del Pindo para ver éste gigante de piedra.

Aquí arreció la lluvia, así que apagué la cámara hasta que llegamos a la última subida.

A nuestros pies la nada.

Y delante, el vértice geodésico.

Sí foto, sí cumbre. Aunque poco más y salimos volando.

Es la primera vez que sube, así que ahora ya tiene una excusa para volver: disfrutar de las vistas que hay desde esta cima.

Al bajar nos encontramos con unas clientas. 

No es que las reconozca, pero  como me he encontrado alguna vez con su dueño mientras pastan en este prado...

Y para acabar, una duda: cómo se puede ser tan rematadamente imbécil como para emplear tu tiempo en cargar unas ventanas, meter el coche por un camino destartalado y abandonarlas en medio del monte, en vez de coger el teléfono y llamar al Concello para que vengan a buscarlas gratis a tu casa?. Repito: ¿cómo se puede ser tan imbécil?

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